Coordenadas Políticas

Pazos en la azotea

Tras el comentario que hizo la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, donde consideró que las alianzas entre partidos como el PRI y el PAN muestra que los políticos que los integran sólo quieren regresar al pasado corrupto y de privilegios.

 

Reconoció que no podía opinar sobre personas por estar en época electoral, pero indicó que la Ciudad de México no debe regresar a la era de los ‘cochupos’ y los ‘moches’.

 

Este 2021 que apenas inicia, los expedientes celosamente guardados durante los dos primeros años del gobierno de Sheinbaum empezarán a desempolvarse para dar algún apretón tan pronto se conozcan los primeros nombres de los candidatos de la oposición.

 

Sobre todo, en las alcaldías, pues el puro anuncio de que el PRI, el PAN y el PRD irán juntos en los puntos neurálgicos de la capital tiene muy preocupada a la jefa de Gobierno, debido al pésimo papel que han hecho los alcaldes y diputados de su partido.

 

En las altas esferas de Morena tienen claro que, sin Andrés Manuel López Obrador en las boletas, los candidatos de la 4T perderán el impulso que en 2018 los hizo ganar prácticamente en automático en muchos lados.

 

Pero hoy la situación es muy distinta, pues, además de no contar con el aura presidencial que los bañe, los morenos acarrean un fuerte desgaste y cargan con la desilusión que sus gobiernos han generado en los electores que confiaron en ellos hace dos años.

 

La realidad es que la población está dividida entre dos bandos, porque así lo decidió el propio Presidente, y muchos de los que apoyaron a Morena para llegar al poder no lo harán más; se ve en chino que el voto duro morenistas a les alcance para conservar el poder que hoy tienen.

 

La situación no es nada fácil para Claudia Sheinbaum, quien, además de enfrentar a la oposición unida en su contra, deberá sortear la peligrosa ruta interna para definir las candidaturas propias, pues una mala elección podría resquebrajar las bases del partido y sería el fin para ella.

 

Y es que Sheinbaum tendrá que decidir si apuesta a aliarse con las tribus de Morena —con lo cual seguiría dependiendo de esos grupos para gobernar— o decide consolidar candidatos propios en alcaldías y distritos clave para tener diputados y alcaldes en su corral.

 

Sobre todo, porque las próximas elecciones definirán a los personajes que la acompañarán en la segunda parte de su administración, que serán clave para ayudarla a conseguir la candidatura presidencial para 2024 o que operarán en su contra para favorecer a otros aspirantes.

 

Porque en el último año en el poder de un gobernante su poder caer y los grupos se van alineando con quien vaya pintando mejor para la sucesión; de ahí la importancia de tener equipo propio.

 

Morena está lleno de arribistas y muchos tratan de colarse en las candidaturas, en detrimento de quienes han trabajado los territorios o se la jugaron con el partido desde su fundación.

 

Si las bases son ignoradas, podrían buscar otras opciones o regresar a sus orígenes, con quienes hoy son oposición, e incluso buscar postularse por otro partido. O simplemente dejar caer los brazos, lo que ocasionaría dolorosas derrotas a la 4T.

 

Por ello, Claudia quiere que los expedientes de exdelegados estén listos para defender alcaldías emblemáticas como Iztapalapa, Gustavo A. Madero y Álvaro Obregón, por ejemplo, donde antiguos caciques se están reorganizando para el asalto.

 

Que nadie se sorprenda si en breve se empiezan a activar los casos, pues está cerca la temporada de caza.

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