Aunque todo el mundo da por hecho que Rosa Ícela Rodríguez será la nueva secretaria federal de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, e incluso Wikipedia ya la registra oficialmente en el cargo, la verdad es que la moneda aún está en el aire.
Y no es que la funcionaria tenga dudas acerca de la lealtad hacia quien la invita o que le dé miedo sumir esa tremenda responsabilidad. Lo que la tiene deshojando la margarita es un problema serio de salud, causado por el covid-19 que contrajo hace unas semanas.
La semana pasada, el Presidente sorprendió a todos en su mañanera al dar a conocer que había decidido invitar a Rosa Ícela a hacerse cargo de la SSPC en lugar de Alfonso Durazo, quien renunció para buscar el gobierno de Sonora.
El mandatario aclaró que Rodríguez no estaba aún enterada de la invitación, pero que confiaba en que aceptaría el encargo, destacando su trayectoria, sus orígenes humildes en tierras potosinas y, sobre todo, su honestidad.
Tras esa declaración, de inmediato inició la cargada de funcionarios del gabinete, que incluso en sus redes sociales le enviaron felicitaciones y hasta recordaron haber trabajado juntos, como el canciller Marcelo Ebrard, quien la tuvo en su administración en tareas de seguridad y justicia.
Si bien es cierto que no es una especialista en el tema, tanto analistas como periodistas en general no ven mal su posible nombramiento, que, en teoría, se tendrá que confirmar o desechar hoy.
Por más que se asegure que la respuesta será positiva, pocos saben que en realidad Rosa Ícela sí tuvo secuelas del covid-19 y no está al cien. Incluso desde hace algunas semanas atiende, “a su ritmo”, sus responsabilidades en Puertos y Marina Mercante, cargo al que llegó hace 4 meses.
Dicen que el dilema para Rosa Ícela es grande, y que, aunque, obviamente la emociona y motiva la propuesta presidencial, está evaluando seriamente el problema de su salud.
Sobre todo porque, de aceptar el cargo, entre sus responsabilidades estarían las de encabezar todos los días las reuniones que el Gabinete de Seguridad sostiene con el Presidente antes de sus mañaneras.
Y aunque la mayoría son en Palacio Nacional, en ocasiones se tienen que realizar en las entidades a donde va de gira y eso significaría movilizarse continuamente.
Las apuestas son a que, con todo y sus limitantes, Rodríguez aceptará el cargo, pero, en caso de declinar, metería en un serio problema a su jefe, que tendrá que pensar en otra opción que fuera de su entera confianza y no causara movimientos innecesarios en la 4T.
De esta decisión estarán pendientes también los suspirantes de Morena a la sucesión presidencial de 2024, pues la SSPC no es poca cosa cuando de relaciones de poder se trata.