La descarnada lucha que mantienen los morenos al interior de sus filas por hacerse de la dirigencia nacional no parece preocupar demasiado al gobierno capitalino, que desde hace tiempo prepara una estructura paralela para echarla a andar en las elecciones.
Si bien es cierto que Claudia Sheinbaum necesita tener puestos de influencia al interior de Morena —lo cual está buscando a través de Héctor Ulises García—, lo único que preocupa a la jefa de Gobierno es garantizar candidaturas afines a su grupo; lo demás no le preocupa.
Considerando que las elecciones de 2021 serán prácticamente de estructuras, a Sheinbaum no le importa mucho que su partido esté desorganizado, pues de cualquier forma no cuenta con muchos de los líderes territoriales que llevan solamente agua a sus propios molinos.
La gobernante cuenta con una amplia estructura territorial a su servicio, operada a través de los llamados Siervos de la Nación, que sin importar la pandemia siguen visitando los hogares más remotos de la capital.
En los pueblos de Tlalpan, por ejemplo, se ven camionetitas y operadores con chalecos del color de Morena, levantando padrones para engrosar los programas sociales de ayuda por parte del gobierno capitalino.
Y claro que esos Siervos de la Nación dejan muy claro el mensaje de que esas ayudas vienen de los gobiernos de la 4T, y que en la medida que su partido se mantenga en el poder, la ayuda seguirá fluyendo sin ningún problema.
Esta manada de Siervos no la controlan el partido o sus dirigentes; es una estructura aceitada por el gobierno central, aunque, desde luego, se apoya con los responsables de las alcaldías amigas.
Por esa razón, si bien Claudia quiere tener injerencia en la dirigencia nacional de su partido, por aquello de sus aspiraciones presidenciales, de momento lo que le interesa es que sus candidatos sean postulados en la capital, para ir limpiando el terreno.
Y es que la jefa de Gobierno tendrá la oportunidad de deshacerse no solamente de alcaldes que no son de ella, sino de limpiar el Congreso de la Ciudad de México, donde si bien son mayoría, los diputados no le reportan a ella.
Por el contrario, en más de una ocasión le han metido el pie y representan un obstáculo para sus propias iniciativas. Eso sin contar que responden a intereses de sus enemigos internos en la lucha por la candidatura presidencial del 24.
Por eso a Claudia le interesaba mucho que el Congreso de la CDMX le autorizara el manejo discrecional del Presupuesto, pues con el pretexto del combate a la pandemia podrá aceitar sus programas y a sus operadores.
La funcionaria necesita tener su propia bancada; es por ello que usará a los llamados Siervos de la Nación, que ya empiezan a ser conocidos como los Siervos del Billetón.