El consentido de Claudia Sheinbaum
Ahora que Alfonso Durazo prácticamente se destapó para la candidatura al gobierno de Sonora, vuelve a surgir el nombre de Omar García Harfuch, titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, para sustituirlo en el cargo.
Para nadie es un secreto que desde que se integró a la actual administración federal, Durazo apuntaba a la candidatura de su estado, tan es así que hace poco más de un mes envió a Jesús Valencia, quien trabajaba con él, a organizar su equipo de campaña en esa entidad.
El exdelegado por el PRD en Iztapalapa llegó a tierras sonorenses con una credencial que lo acredita como delegado de Organización de Morena, que en esta época de pleitos internos en ese partido no le hubiera sido expedida sin la bendición presidencial.
Apenas el fin de semana el Presidente aprovechó una gira por esa entidad para destapar, frente a la gobernadora priista, Claudia Pavlovich, a Durazo como un funcionario “eficiente y honesto”, lo que, en los hechos, representa la palomita que necesitaba.
Aunque Alfonso dijo que en caso de decidirse a buscar la candidatura lo avisará con tiempo, si desde ahora camina como ganso, grazna como ganso y tiene plumas de ganso, e incluso envió de avanzada a uno de sus gansitos… pues es el candidato-ganso.
Ni a él ni a Valencia se les extrañará en la Policía, pues ambos son políticos que sólo estuvieron de paso mientras llegaba la hora de saltar a mejor puerto, por lo que será una gran oportunidad para el Presidente de poner en ese lugar a alguien que sí le sepa.
Seguro si le preguntaran a García Harfuch si quisiera ir, ni modo que dijera que su corazoncito no late por llegar al lugar donde se formó y creció; ni modo que los policías lo vieran mal —es uno de ellos— o que los militares no lo aceptaran, es nieto de un general.
Incluso después del atentado de que fue objeto hace unos meses, sería más fácil cuidar de su seguridad en una posición federal que en la sede de la policía capitalina, hacia donde tiene que ir todos los días.
Pero, para su mala suerte, desde que llegó a la CDMX —justo hace un año— ha realizado un buen trabajo y se ha convertido en una pieza fundamental para Claudia Sheinbaum, que seguramente no querrá desprenderse de él.
Y si de Palacio Nacional insistieran en llevárselo a la Policía Federal, meterían en un grave problema a la jefa de Gobierno, pues la seguridad es un pie del que las administraciones capitalinas tradicionalmente han cojeado, por lo que el cambio no se vería fácil.
Lástima por García Harfuch y por el país, pero su lugar debe seguir siendo en la Policía de la Ciudad de México… aunque, como quiera, la moneda ha sido lanzada al aire.